Descripción
RESEÑA:
Las personas fracasan constantemente, pero no se habla de ello. Se esconde, por miedo al qué dirán o por vergüenza. Vivimos para los demás, y la imagen que les reflejamos es lo único que parece importarnos. Esto, sin duda, nos hace completos imbéciles. Ocultamos la cotidianidad de fallar una y otra vez en nuestros anhelos y evitamos regodearnos en esa sensación tan amarga como única que es el fracaso. Pero en el fracaso hay una belleza intrínseca. Una belleza oculta entre las apariencias que nos empujan a continuar avanzando. La tristeza latente de cada humano estalla cuando algo no sale como queremos, y ahí, en ese dolor inundado de rabia y lágrimas, hay una poesía mucho más sincera que cualquier otra. Porque el dolor, los eternos anhelos, la desesperación y, al final, la depresión, forman esa mano que te agarra por el pescuezo y te obliga a mirar a los profundos ojos de un abismo, que te llama, para que te dejes vencer por él, y solo esa rebeldía que nos obliga a morder la mano que nos empuja hacia el vacío, es lo único que nos permite volver a intentarlo para volver a fracasar. Y esa sensación tan desgarradora como bella, necesita ser plasmada de alguna manera. A golpe de verso, este libro relata cada una de las veces que el poeta bajó al fango, miró a los ojos de la perdición y se carcajeó, pues no hay nada más absurdo que el miedo a lo que nos define. Hay belleza en el fracaso, y solo alguien con el alma cosida con unos hilos cada vez más deshilachados entenderá el sentimiento que estos versos atesoran.
EL AUTOR:
Daniel Viñambres Martínez, nacido una tarde de julio en el 94. Alcorconero de nacimiento, pero con Pobladura de la Sierra y Valdemanzanas de Somoza en el corazón, sendos pueblos maragatos. De formación sociólogo, debutó en los campos de la poesía en 2018 con Miserias, donde mostró una visión pesimista del mundo y la condición humana. De corazón humilde, preferirá que sean otros los que hablen bien en su nombre. Dirá que es un tipo simple, pero la profundidad de sus adentros es insondable. Cervecero sobre todas las cosas, compartir los vaivenes de la vida entre jarras es su mayor fuente de inspiración, o su mejor excusa para juntarse con sus seres queridos. La tranquilidad de la naturaleza o el trasiego subterráneo entre vías son los opuestos que equilibran su cabeza.